domingo, 16 de septiembre de 2007

El amor a la simplicidad

El amor a la simplicidad es el título de una bella novela de la nueva narrativa alemana. Fue escrita por Wilhem Genazino y en Colombia se consigue una edición de Mondadori, llena de erratas. Sin embargo, la falla de la editorial no alcanza a restarle frescura a un lenguaje ingenuo y sencillo que le hace homenaje al título de la obra. Creo que ésta es una de esas novelas que hacía falta leer. La ciudad deja de ser un peso insoportable en la espalda del individuo, y se convierte en un espacio con el que hay que reconcilirse pues constituye el universo esencial del hombre moderno.

Como dicen, para la muestra un botón:

"Es suficiente detenerse de pronto un día claro y cerrar los ojos como he hecho de niño. Bajo los párpados está oscuro durante un rato, pero después se aclara. Veo un ancho firmamento amarillento, hacia arriba, rojizo hacia abajo. Puede ser un desierto y un cielo. El rojo del borde inferior se intensifica en cuanto refriego un poco los ojos con la mano. Es como si extendiera bajo los párpados el cielo rojo de una tarde. A veces pasan corriendo pequeños seres vivos, parecen una mezcla de pájaros y niños. Me gusta mirarlos, llevan consigo pequeños objetos y no hablan. Normalmente vienen del ángulo derecho y desaparecen por el izquierdo. Cuando la visión se vuelve demasiado fantástica, basta un simple abrir de ojos. Entonces el mundo vuelve a ser como era antes".

2 comentarios:

Sylvia dijo...

Hola Pablo.
Quiero agradecer tu visita a mi blog. Resulta interesante que dentro del universo de posibilidades que ofrece internet uno pueda encontrar a otros a quienes les interesen las mismas cosas que a uno, libros en este caso por ejemplo. Leí a Böll por recomendación de un profesor a quien admiro muchísimo y me dejó sencillamente encantada.
Qué bueno encontrarse con gente como vos que ame la literatura.

Ojalá podamos seguir en contacto.
Recibe un abrazo virtual y hasta pronto.

Tzaralice dijo...

Coincido mucho con lo que dices acerca de este libro. A mí me ha fascinado como pocos!

Saludos...